La brecha de género en educación matemática presenta múltiples facetas y que, hoy por hoy, ha captado la atención de la comunidad académica y educativa. Las diferencias en el éxito académico en matemática y la variabilidad entre países y contextos revelan la influencia de factores socioeconómicos, culturales y educativos en esta disparidad.
Los diversos resultados de pruebas y estudios muestran diferencias en el desempeño de niños y niñas en matemáticas, así como una sobrerrepresentación masculina en los niveles más altos de rendimiento académico en esta área. Este hecho sugiere la existencia de barreras estructurales y culturales que limitan el acceso de las mujeres a estos niveles superiores. Además, la brecha de género tiende a ampliarse a lo largo de los años escolares, ya que menos niñas logran mejoras significativas en su rendimiento anual, afectando su clasificación relativa.
En contextos socioeconómicos favorecidos, las brechas de género son más pronunciadas, especialmente en zonas escolares con mayores disparidades de ingresos, educación y ocupación entre géneros.
Los estereotipos de género y la presión competitiva también juegan un papel relevante en esta dinámica. Las mujeres tienden a tener un desempeño inferior bajo presión competitiva y son menos propensas a participar en entornos altamente competitivos. Este fenómeno no solo afecta su rendimiento, sino también su participación en áreas relacionadas con la matemática. Factores socioculturales más amplios también están en juego. Los países con mayor igualdad social tienden a mostrar menores brechas de rendimiento en matemática. Las expectativas ocupacionales y los estereotipos de género influyen de manera significativa en la elección de carreras relacionadas con la matemática (o STEM, en general), constituyendo una barrera importante para la participación de las mujeres en campos intensivos en matemática.
Algunos estudios han mostrado que la asignación de profesores del mismo género ha demostrado mejorar significativamente el rendimiento, la percepción del desempeño y el compromiso de los estudiantes con la asignatura, tanto para niñas como para niños. Esta intervención sugiere que políticas educativas más personalizadas podrían ser una estrategia efectiva para reducir la brecha de género en matemáticas.
Es muy importante abordar este desafío desde la igualdad en oportunidades laborales hasta la eliminación de estereotipos de género y la mejora de prácticas educativas. La promoción de un entorno educativo inclusivo y equitativo son pasos esenciales hacia la eliminación de estas barreras. Solo a través de esfuerzos coordinados y políticas integrales podremos cerrar la brecha de género en educación matemática, fomentando así una verdadera igualdad de oportunidades para todos los estudiantes.